Mi pintura y yo estamos en una búsqueda constante…

Es tanto lo que me apasiona del mundo, que me faltan horas para hacer todo lo que quiero.

Pinto porque me gusta, porque es lo que he elegido hacer, es una de esas cosas que me apasionan. Siempre tengo la sensación de que no le dedico todo el tiempo que desearía, pero resulta complicado  a veces compaginarlo con otros aspectos de mi vida que también requieren atención.

No me gusta limitarme ni encasillarme, de modo que estoy en una búsqueda constante. Utilizo  a menudo  técnicas mixtas y empleo diferentes materiales que proporcionan calidades pictóricas distintas.  Creo que la naturaleza, el universo, la vida… en todas sus facetas, es la más esplendida obra de Arte: por excelencia, sin parangón.  Su diversidad y su equilibrio me fascinan. Me encanta el musgo en los troncos, en las rocas, el color de las hojas, los sonidos en la montaña, las tormentas, el cielo repleto de estrellas, la espontaneidad de los niños, sus dibujos, la experiencia que delata una cara llena de arrugas…

Cuando empiezo un trabajo nuevo me bloqueo, me siento insegura, incapaz. Pero después, cuando comienzo y el trabajo va avanzando, es como si como si el cuadro tomase sus propias decisiones. Mantenemos una constante comunicación, hasta que ambos decidimos cuando acabar.

Creo que hay demasiada palabrería en torno al arte. No creo necesario buscar significados ocultos detrás de cada trazo, de cada color… Es tan sencillo como abrir los ojos y la mente, y escuchar…

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